Hace varios años me encontraba asimilando el mal sabor que me había dejado la perdida de varios negocios que emprendí. No que estos negocios fuesen malos, pues todo negocio bien administrado genera utilidades, o sea, rentabilidad. Pero ya lo dije: “Bien administrado”. Situación que lamentablemente, no va conmigo. Pues debo admitirlo públicamente: “He sido un pésimo administrador de mis recursos y bienes”. Afortunadamente, nunca es tarde para aprender. Y lo estoy aprendiendo con duros “toletazos”. Dios y la vida te dan grandes enseñanzas y si no aprendes de ellas, entonces no eres un ser humano normal.
Cuando ves que el dinero cae en tus manos como el agua y no
aprendes a cerrar la llave o el vertedero, entonces hemos de saber que esa agua
un día se puede escasear, y peor aún, se puede acabar. Así que cuando venga
dinero en abundancia, recuerda primeramente “honrar a Jehová con tus bienes”, y
seguidamente, guarda. Sólo ten cuidado dónde lo guardas. Un amigo me decía hace
poco: “Abre una cuenta de ahorros FIJA en el banco. Así ni tú mismo podrás
sacar el dinero. Debes aprender a ponerte trampas hasta para ti mismo si no
eres un buen administrador”. Y vaya que tiene toda la razón. El punto es que
en este entonces de profunda crisis, no sabía qué hacer para obtener mejores ingresos.
Los clientes para dar mantenimiento de equipos habían mermado. Y observé que en
una gran mayoría las personas que me buscaban lo hacían porque tenían problemas
de hardware con sus laptops (Computadoras portátiles) o requerían de tarjetas
electrónicas que no se encontraban con facilidad en el comercio de nuestro
país.
Hacer compras por Internet se ha vuelto una actividad cotidiana
para la gran mayoría. Pero no son todas las personas que les gusta tomar el
riesgo de pagar dinero electrónicamente, pues para ello se deben emplear:
Tarjetas de crédito o débito (es el estándar), y como dije, es un riesgo que no
todos quieren asumir. Por otra parte, algunos guardan el temor de comprar equívocamente
un artículo. En mi caso, muchos sabían lo que necesitaban: Un Teclado, un
TouchPad, una Memoría DDR, una pantalla, etc. Pero desconocían las especificaciones
técnicas del equipo, la calidad, el ensamblaje de las partes, y para entonces:
Hasta el lugar dónde comprar. Decidí anunciarme en los periódicos de mayor
circulación, y estas personas me contactaban. Gustosamente atendía sus llamados.
Nos contactábamos y seguidamente les ofrecía un diagnóstico el cual debía
cobrar (dinerito aparte). Esto debido a que no puedes quedarte con las
conclusiones del cliente, máxime cuando ellos no están seguros de la parte que
debe reemplazarse. Para ellos una falla de memoria, puede significar para ti una
falla de disco duro, etc. A veces por ahorro ellos te dirán que es una
insignificancia, cuando realmente es un grave problema hasta de tarjeta madre.
Después de revisar sus equipos les ofrecía la debida cotización de los
repuestos, y si así aceptaban, realizaba la compra por Internet, previo pago de
un 50% del valor pactado. En la mayoría de los casos estas compras te permiten
un margen de ganancia que oscila entre el 50% hasta un 200%, y la instalación o
mano de obra de estos, es otro dinerito aparte. Sé que para muchos de mis
lectores, esto les puede sonar a “aprovechamiento”, pero recuerda que estás
realizando una labor que en una empresa es tarea de varias personas. Imagínate
desarmar una computadora portátil para revisar una falla de procesador. Falla
que el cliente te dijo que era de memoria. Le devuelves al cliente su portátil y
este te dice: “No, no la repararé. El repuesto es muy costoso”. Cuánto te tomo
realizar el desarme y armado del equipo… ¿lo dejarás así no más y le darás una
sonrisa al cliente? Creo que no. Ese tiempo es valioso y es tu trabajo. Además,
¿Qué sucedería si en tus manos ese equipo sufre un daño mayor? Tú eres el
responsable. O ¿Qué pasaría si una vez que la pieza llega a tus manos y la instalas
en el equipo, no funciona? - Esto me sucedió muchas veces - Las perdidas eran mías.
Yo asumía los riesgos. Por ende, a ti te sucedería por igual. Así que todo
trabajo debe ser compensado.
Con el tiempo, fui expandiendo mis objetivos. Ya no
solamente realizaba compras de partes para equipos de computadoras portátiles.
También comencé a ver empresas en China, Reino Unido, Canadá, Argentina, etc. Y
compraba muchos artículos baratos, que según mi criterio, podía vender con
facilidad en mi círculo de clientes. Hay empresas, principalmente en china, que
ofrecen precios irrisorios por muchas mercancías, y dependiendo de tú
localidad, puedes sacarle un buen margen de utilidad.
Te sugiero que para que no compres experiencias caras, y el
día de mañana no me culpes por haberte sugerido este medio de trabajo; NO utilices
a siegas tus tarjetas de crédito, a no ser que tengas experiencia en compras
por Internet (Compras Online). Utiliza mejor una tarjeta de débito de una
cuenta bancaria en la cual puedas depositar únicamente el valor del pago que
vas a realizar, y como primera compra a una compañía que aún no conoces, efectúala
por un precio lo más bajo posible. Así someterás a prueba la credibilidad de la
empresa. Pues normalmente cuando una compañía es “fantasma”, o sea que no
existe y es sólo una fachada de estafadores, no se molestarán en enviarte el
producto, y de esta manera puedes amortiguar el impacto de una perdida. Si
dejas “la puerta abierta“ a un estafador mediante una tarjeta de crédito,
puedes lamentarlo grandemente, como lo lamentaron varios amigos míos que al
comprar un libro de US$.15.00, terminaron pagando US$.3,000.00, y otro de ellos
casi US$.9,000.00.
Espero que este artículo te haya sido de utilidad y recuerda:
“El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”
(Salmo 91:1). Dios te bendiga siempre.
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