Creo que habrás leído el porqué del nombre del Blog “Dinero
Pensante y Sonante”. Si no lo has hecho, te comento que le he llamado así
porque he dicho que quiero compartir contigo mis propias experiencias. No todo
en la vida se trata de dinero fiduciario. Las experiencias que hemos podido
obtener de otras personas: Padres primeramente, abuelos, amigos, etc. Son experiencias
valiosas que deben llamarnos a una profunda reflexión sobre el costo de sus
experiencias. Ahora que soy un hombre con algunos años ya encima, puedo
comprender lo importante que son las experiencias de los demás. Cuán bueno
hubiese sido haber abierto mis oídos al consejo, antes de haber pasado por
muchos tropiezos. Digo “tropiezos” y no fracasos. Pues que mal sería y que mal
haría, si admitiera que estoy fracasado. El fracasado, nunca más se levanta. La
persona que fracasa, es porque ya está muerta y enterrada. La persona que
aprende de sus errores o tropiezos, se levanta. Se sacude el polvo, ora a Dios,
y sigue adelante.
Estos años en que he caminado por la vida me hacen reconocer
lo grande que es el amor de Dios. Con mi hermano Fernando (por cierto, somos
gemelos, pero no nos parecemos), tomamos casi siempre los mismos caminos. Tanto
él como yo, aprendimos a tocar los mismos instrumentos musicales en nuestra
niñez y al mismo tiempo. Era como una sana competencia. Ambos servimos en la
iglesia desde muy niños. Es por eso que de vez en cuando deseo compartir
contigo algunos canticos que aprendimos y que llenan el alma de “inmensas ganancias”
mucho mejores que el dinero.
Hoy quiero regalarte este canto de los “Voceros de Cristo”,
el cual espero que puedas disfrutar y deleitar, tal como yo lo hago cuando lo
escucho. Dios te bendiga.
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